Esbozando a Franco Chiaravalloti

Chiaravalloti_FrancoHoy es el turno de otro de nuestros autores: Franco Chiaravalloti (Buenos Aires, 1979). A lo largo de su vida fue profesor de castellano en la jungla africana y en la capital británica, encuestador callejero, publicista, repartidor de pizzas, corrector de estilo, redactor, operador de call center, cronista de viajes, empleado aeronáutico, columnista radial, copy creativo. Estudió publicidad, corrección de estilo, teoría de la literatura. Vivió en Inglaterra, Argentina, Italia, Kenia. Viajó por Mongolia, India, Siberia o Japón. Sin embargo todo ello no necesariamente ha ocurrido en este orden. En 2007 escribió un libro de estilo para la editorial Círculo de Lectores. En 2009 publicó el libro de cuentos Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente. Hoy se desempeña como profesor de novela y cuento en la Escola d’Escriptura del Ateneu Barcelonès; además redacta y coordina proyectos para una importante editorial española.

Defínete en tres líneas.

Aunque suene cursi, así lo siento: un nómada que intenta aprender cada día a ir allí donde le lleve el viento. Si el viento sopla para allí, ¿por qué he de ir para aquí? Habrá algún motivo secreto para ello, pero no me interesa descubrirlo.

Tu primer libro.

Leído: que recuerde, la Vuelta al mundo en ochenta días. Experiencia seminal.

Escuchado: las Leyendas de Bécquer que mi madre me leyó a los seis años.

Escrito: un libro de poemas que escribí a los nueve años después de que murió Blanca, mi perra.

¿De qué iba aquella primera obra que tiraste a la basura?

Nunca tiré un libro a la basura. Si no me gusta y no lo acabo, lo regalo, seguramente otro lector encontrará las respuestas que yo no he sabido hallar.

Lo que te hubiera gustado ser y no eres.

Músico y piloto de avión. En ese orden o al mismo tiempo.

4449740469_0964b5edf3_mCompleta la frase: “si yo fuera presidente del gobierno…”.

…iniciaría un proceso lento y doloroso para abolir esa mentira llamada democracia, e iniciar así una sana transición a la anarquía. Aunque seguramente seré asesinado en el intento.

La novela en la que te gustaría vivir.

El desierto de los tártaros, de Buzzati, para hacerle un poco de compañía a Drogo.

El personaje de ficción que siempre has odiado.

Por culpa de Nabokov y su Curso de literatura rusa cada año que pasa odio más a Raskolnikov. Aunque en realidad siempre odié a Scooby Doo.

El autor/a con el que te encantaría poder cenar un día.

Anaïs Nin.

Algo que te gusta.

Mirar montañas.

Algo que odias.

Ir a comprar ropa.

El talento que te gustaría tener.

Tocar el violín como Óistraj o el piano como Horowitz.

Tu definición de desgracia.

Borrar por equivocación –y sin haber hecho copia de seguridad– la carpeta con los trabajos y textos producidos durante los últimos cinco años. Algo que me ocurrió el 16 de junio de 2011, a las 10:45 de la noche.

El último libro que has leído.

Pájaros en la boca, de Samanta Schweblin.

El próximo que leerás.

Los Cuentos completos de Melville.

Una crítica actual.

El creciente diluido de la conciencia humana, que produce sujetos que se devoran a sí mismos. Siempre ha sido así, pero la diferencia es que ahora el paradigma contemporáneo ya no permite deshacer, ya no consiente control -zetas.

Un pensamiento positivo.

Si se me permite, copio un fragmento de El Danubio, de Magris, que de alguna manera habla por mí, y que me resulta genial: “Puede que resultara también sensato seguir otro consejo de Zeiller, que exhorta a hacer testamento antes de partir [de viaje]; una vez preparadas las disposiciones testamentarias, mandas, legados y codicilos, viajaríamos libres, despreocupados de la vida, liberados de cualquier obligación y de cualquier función, en aquel misterioso territorio anárquico y feliz en el que solo se posa el pie cuando se ha abandonado el escenario, sea el que fuere”.

2 comentarios

  1. Felicitaciones Franco cuanto camino has recorrido ya…. pensar que te conocí dando tus primeros pasitos. Me alegra mucho todo lo que ya hiciste!!!!

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